La lealtad significa fidelidad pero también franqueza, honradez, sinceridad y rectitud. No somos leales si engañamos, si no decimos la verdad o si decimos sólo medias verdades. Tampoco los somos si nos limitamos a decir lo que agrada a los demás, lo que que estos desean oír, o si escondemos situaciones y hechos por cualquier motivación que tengamos.
La lealtad es sinónimo de integridad, la palabra íntegro significa "completo, que no le hace falta nada" y ese es el primer elemento de la lealtad. Este valor no se mide solo por la fidelidad a los demás sino principalmente por ser leal a uno mismo, es decir a no traicionar nuestros principios y valores. Si una persona no es leal consigo mismo no lo será con los demás.
Leal viene de la palabra latina <legalis>, o sea, "lo que es conforme a la ley". La persona leal es la persona "de ley", alguien que asume el deber de cumplir lo prometido y mantener las "reglas de juego" que libremente ha querido asumir. Lealtad es fidelidad al compromiso de defender lo que creemos y a quienes creemos, en los buenos y en los malos momentos.
Las personas leales cumplen sus promesas, respetan su palabra y cumplen sus compromisos aunque las circunstancias y los intereses cambien. Dan el máximo valor a la confianza que los demás depositan en ellas: actúan de la forma que se espera de ellas a pesar de que les resulte difícil. Cuando se comprometen a algo están dispuestas a darlo todo sin fijarse en su propio provecho y a tener una actitud valiente y creativa para llevar a cabo la misión que les pidieron y a la que se comprometieron. La lealtad, por otra parte, no se paga, se corresponde. De esta forma, contiene y lleva al máximo los valores más importantes de la convivencia y es una expresión de amor.
Al practicarla no sólo beneficiamos a los demás: también le vamos dando forma a nuestra vida y poco a poco nos convertimos en hombres y mujeres leales.
Las mejores pruebas de lealtad pueden darse en las situaciones de todos los días, aquí te damos algunos consejos prácticos:
Las personas leales cumplen sus promesas, respetan su palabra y cumplen sus compromisos aunque las circunstancias y los intereses cambien. Dan el máximo valor a la confianza que los demás depositan en ellas: actúan de la forma que se espera de ellas a pesar de que les resulte difícil. Cuando se comprometen a algo están dispuestas a darlo todo sin fijarse en su propio provecho y a tener una actitud valiente y creativa para llevar a cabo la misión que les pidieron y a la que se comprometieron. La lealtad, por otra parte, no se paga, se corresponde. De esta forma, contiene y lleva al máximo los valores más importantes de la convivencia y es una expresión de amor.
Al practicarla no sólo beneficiamos a los demás: también le vamos dando forma a nuestra vida y poco a poco nos convertimos en hombres y mujeres leales.
Las mejores pruebas de lealtad pueden darse en las situaciones de todos los días, aquí te damos algunos consejos prácticos:
- Trata de cuidar y conservar a tus amigos más cercanos para toda la vida.
- Si un amigo te cuenta un secreto, guárdalo bien para ti.
- Si en tu casa hay problemas, no tomes partido: la lealtad es con toda tu familia.
- Evita los chismes y las críticas negativas a los demás.
- Si no te gusta algún detalle de alguien, acércate a esa persona y díselo.
- Habla siempre con la verdad. Nunca mientas. Así serás leal contigo mismo.
- Esfuérzate en hacer las tareas o favores a los que te comprometas.
- No seas "convenenciero", no cambies de opinión según te convenga.
Se leal a ti mismo y así, de la manera como la noche sigue al día, serás consecuente con tus semejantes. La lealtad demanda un acto de sinceridad para no ser demasiado severo o demasiado condescendiente con nosotros mismos. Ser nuestro propio juez es un paso decisivo en nuestra formación como individuos y, por otra parte, nos permitirá establecer las bases para nuestra relación con los demás. No podemos pedirle a alguien algo que nosotros no estemos dispuestos a hacer. Quien se ejercita en ese acto de integridad que es ser leal con uno mismo alcanza un grado de madurez que le permite aspirar a la búsqueda del bien.
Mario Benedetti fue un extraordinario escritor uruguayo, recientemente fallecido, autor de obras que han sido traducidas a varios idiomas. Escribió el poema que incluimos a continuación y que trata sobre la lealtad a uno mismo, se titula "No te salves".
No te salves, no te quedes inmóvil... al borde del camino; no congeles el júbilo, no quieras con desgana. No te salves ahora, ni nunca, no te salves, no te llenes de calma. No reserves del mundo sólo un rincón tranquilo, no dejes caer los párpados pesados como juicios. No te quedes sin labios, no te duermas sin sueño, no te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.
La lealtad tiene una de sus mejores expresiones en la amistad. Hellen Keller dijo alguna vez: "caminar con un amigo en la oscuridad, es mejor que caminar solo bajo la luz".
En cierto debate filosófico entre Aristòteles y su maestro Platòn, alguien acusó al primero de ser desleal con su maestro. Aristòteles contestó con firmeza: "amo mucho a mi maestro, pero amo aún más a la verdad". Le fue más leal a la verdad que a la enseñanza de su amigo y maestro. Esa es grandeza de espíritu que no debemos perder de vista. El tiempo le dio la razón a Aristòteles, quien se mantuvo firme porque estaba convencido de la verdad. A esa firmeza se le llama principio ético o valor moral.
Un ejemplo claro de la lealtad, esta reflejada en la película "Siempre a tu lado, Hachiko"; decían que los perros son los seres más leales, he aquí la prueba:
Te comparto las siguientes frases, razonalas:
* "Hoy por ti, mañana por mi"
* "Una prueba de lealtad es también una muestra de amor y amistad"
Para más información te sugerimos visitar estos sitios web: